El suicidio puede ser
mejor prevenido si se toma en serio, si puedo hablar con alguien en quien
puedo confiar, y se interese por mí: si escuchan, están ahí, tratan de ayudar o
conseguir la ayuda que necesito.
Se debe tener precaución! Alguien que está hablando,
contemplando o haciendo planes fuera de lo común que puede preceder a un
intento suicida merece ayuda inmediatamente. Esto debe ser tomado como una
situación de emergencia.
Este es el relato de la autora que escribe esta nota, Mary Ellen Copeland, la cual tuvo ideas suicidas
y eventualmente pudo aprender a deshacerse de ellas. Hoy es una especialista en prevención del suicidio:
“Cuando estaba
deprimida, frecuentemente me obsesionaba terriblemente con pensamientos
suicidas. En las etapas iniciales de mi ideación suicida, aún podía hablar con
las personas de mi grupo, las que me escuchaban e intentaban convencerme de no
quitarme la vida.
En algún punto,
cruzaba la línea (muy rápidamente) donde decidía que iba a quitarme la vida. No
sé qué me convencía de eso: creo que pudo haber sido imaginarme el rechazo o
desaire de alguien que realmente me importaba, o sentirme extremadamente
aislada, o en estado de tremendo dolor, ya sea físico o emocional. Era como
atravesar una experiencia totalmente distinta. Mis planes suicidas se hacían
más detallados. Decidía cómo, dónde, y cuándo lo haría. Pensaba quien yo quería
(la policía) y quien no quería (mi familia y amigos) me encontraran. Dejé de
hablar con la gente sobre mis intenciones suicidas. Actuaba como si todo
estuviera bien.
Cuando otros me
preguntaban cómo me sentía, trataba de convencerlos que me sentía “muy bien y
estable”. Me volvía carente de emociones.
Usualmente, en ese
momento me aislaba y rechazaba a la persona que me había hecho el “desaire”
(siempre pasaba esto con alguien cercano mío). Esta persona, u otra de mi grupo
de apoyo, terminaban confrontándome e instándome a conseguir ayuda, y así mi
plan se arruinaba. Tal vez, esta dinámica la generaba yo intencionalmente (no
estoy segura).
Habiendo sido una
persona con pensamientos suicidas por muchos años, y habiendo cometido varios
intentos de quitarme la vida, y mirando todo lo que aprendí en esos años de
inestabilidad, te recalco a ti y a todos aquellos que tengan cambios bruscos de
ánimo o pensamientos suicidas, que pongan en marcha un sistema de apoyo, y
tomen medidas de precaución en lo referente a la medicación, armas de fuego, o
con el auto.”
Toma estos consejos para deshacerte de los pensamientos suicidas:
Practica técnicas
de relajación
Hay muchas técnicas de respiración y relajación que llevan a
uno a un estado de profunda meditación. Recomiendo tomar un curso. A algunas personas
les cuesta aprender técnicas de relajación por su propia cuenta pero les
resulta más fácil con la ayuda de un gran profesor.
Practica todos los días, por lo menos una vez al día, varias
veces si puedes. 10 o 15 minutos es suficiente. Pon varios horarios del día
para relajarte. Hazlo a otras horas o más frecuentemente si comienzas a
sentirte nervioso, si lo deseas o tienes problemas para dormir. Notarás que
cuando estás relajado no estás deprimido. Mientras más practiques, mejor te
resultará. Practica regularmente, pero si salteas alguna sesión, no entres en
pánico ni abandones. Sólo retoma la siguiente vez.
·
Planeo relajarme diariamente a las …………………(horas
del día)
·
Puedes usar este tiempo fabuloso que pasas relajado para
reveer tus logros pasados, traer pensamientos agradables, enfocarte en lecturas
inspiradoras u obras de arte, meditar en tus afirmaciones, o cualquier cosa que
te haga sentir bien. La relajación realmente te saca mucha presión de encima.
Tal vez hayas escuchado personas que te recomienden que
hagas un ruido o que te repitas cosas para relajarte. Si tienes pensamientos
suicidas, tal vez quieras repetir la afirmación “Elijo la vida”. Esto reemplaza
“Me quiero morir” (este es el pensamiento que se repite continuamente durante
los episodios depresivos). Si realmente lo crees, “Elijo la vida” se vuelve tan
firme que se implanta en tu cerebro y entonces ya no puedes decir más “Me
quiero morir”. La estrategia es simple, económica, segura y no-invasiva.
·
Date a ti mismo el mensaje de “Vive!”. Obviamente no puedes
estar relajado todo el tiempo. Pero sí puedes reafirmar constantemente tu
decisión de vivir. Toma la decisión de que no quieres morir, y entonces no te
permitas la posibilidad de morir. Simplemente recházala. Toma el control de tu
propia vida. Pensar en suicidarse es un hábito. Cámbialo, como cambias otros
malos hábitos en tu vida como comerte las uñas, chuparte el pulgar o fumar. Tú
puedes reemplazar el hábito de los pensamientos suicidas por un buen hábito como
mirar fotos de tus hijos o nietos jugando con tu perro, por ejemplo.
Arma una red de apoyo
Haz una lista de personas que quieres y confías, con las
cuales te sientas más confortables, y sientas que te entienden. Estas personas
deben estar familiarizadas con los cambios de humor (vos mismo podes
enseñarles). Las personas de tu grupo de soporte son buenas opciones porque
entienden lo que te pasa. Sin embargo, cuando estén teniendo problemas de
cambios de humor ellos mismos, trata de recurrir a alguien más. Idealmente,
deberían ser miembros de tu familia estables y comprensivos, profesionales de
la salud (médicos, psicólogos, etc) y los equipos de salud mental cercanos o
líneas telefónicas.
Pregunta a esas personas si están dispuestas a formar parte
de tu grupo de apoyo. Si aceptan, pasa algún tiempo con ellos enseñándoles
sobre el problema, contándoles tu experiencia, explicándoles los posibles escenarios
con los que se encontrarán y en los que pedirás ayuda, y la clase de cosas que
necesitas que hagan en determinado momento. Si aceptan tomar esta
responsabilidad, comparte toda la información que sepas acerca de tu problema y
tus sentimientos. Arregla para que ellos te visiten acompañados de un
profesional de la salud mental si crees que es necesario.
También ayuda el unir a aquellas personas de tu grupo de
soporte para que se conozcan y se sientan cómodos trabajando cuando la
necesidad apremie. Puedes hacer una reunión amena en tu casa o en un café
cuando te sientas bien, y anticipar los momentos en los que los necesitarás.
Una conversación informal sobre lo que deberían hacer es suficiente.
Necesitas al menos cinco personas para asegurarte que una
esté disponible en caso de crisis. Nunca esperes que alguna de esas personas
esté siempre disponible en todo momento.
Idealmente, la gente en tu sistema de apoyo te conocerá tan
bien que será capaz de señalar los cambios abruptos de ánimo incluso antes que
tú mismo, y te asistirá prontamente para disuadir cualquier curso de acción
inapropiado.
Haz un pacto con estas personas de que las vas a contactar
cuando sientas deseos de suicidarte. Arregla permanecer con ellos hasta que te
empieces a sentir mejor, y te consigan ayuda. Dales el permiso para hacer lo
que sea que deban hacer para mantenerte a salvo. Recuerda, estas son personas
en las que confías y que se preocupan por ti. A cambio de su promesa de ser
parte de tu grupo soporte, les prometerás llamarlos a cualquiera de ellos sin
fallar cuando sientas deseos de suicidarte.
Regula la
medicación que está a tu alcance
Elimina todas las drogas viejas que hay en tu casa (incluso
las que guardas en el fondo del cajón “por si pasa algo”). Tíralas por el
inodoro. Líbrate de todas. Y dile a las personas de tu grupo de apoyo lo que
has hecho.
·
Habla con tu doctor sobre cualquier tendencia suicida que
tengas. Para tu propia protección, pide que te hagan las recetas con la mínima
cantidad de medicación posible.
Elimina todos los
elementos cortantes y armas de fuego de tu alcance
Se precavido al
manejar
Si te sientes deprimido o tienes ideas suicidas, dale las
llaves de tu auto a un miembro de tu grupo soporte. Tomo el transporte público,
haz que te lleven ya que no es seguro que estés conduciendo.
Conversa con algún miembro de tu grupo soporte. Deja salir
tus sentimientos. Llora, grita, patea, golpea almohadones (cualquier cosa que
te libere de esas tensiones oscuras) en vez de golpear cosas, a alguien o
lastimarte a ti mismo. Trata de turnar a los miembros de tu grupo ya que esta
tarea puede ser muy estresante. Pero trata de hacerlo al menos una hora al día.
Busca apoyo
Nunca te quedes solo cuando estás teniendo ideas suicidas, a
pesar de que quieras estarlo. Siempre debes tener a alguien cerca, sin
excepciones. Es duro, pero es absolutamente esencial. Vas a querer que todo el
mundo se vaya, pero no los dejes. Tu vida puede depender de eso mismo. Debes
educarlos a los miembros de tu grupo soporte para que no te dejen solo.
Recuérdate lo bueno que eres, y lo bueno que es estar vivo
Cuelga fotos de tus seres queridos o mascotas en varios
lugares de la casa. Haz una lista de halagos y ponla en la heladera y otra al
lado de tu cama. Cuando sientas deseos de suicidarte, mira estas cosas y
recuerda por qué deberías vivir.
“Yo tengo un mural en el pasillo con fotos y cartitas de
personas importantes. Ese mural me ha ayudado a pasar muchos momentos difíciles”
Traducido de The Depression Workbook de Mary Ellen Copeland, New Harbinger Publications, Inc.
Lic. Laura Valdez